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Internacionalista, sobreviviente de las crisis periódicas de este país, asiduo lector, crítico feroz, miembro permanente de las huestes utópicas.

jueves, 28 de febrero de 2008

DÍA 17: Tokio

Casi a la fuerza me tuve que levantar temprano pues iba a cambiar de hostal ese día, del Sakura hostel atrás del templo Sensoji al K’s backpak hostel que se encontraba como a 20 minutos de ahí, a pie, por la estación Kuramae.

Empaco mis cosas, hago el check out, me despido de quien se debiera y tomamos camino, era algo que quería hacer rápido pues ya tenía planes para el día. Localicé el hostal, me registré, dejé el equipaje y partí a la aventura.

El Palacio Imperial de Tokio está cerrado al público todo el año con excepción de dos días, el cumpleaños del emperador que es el veintitantos de diciembre y el 2 de enero, con ese rumbo me lancé.

Ese día el emperador (o mejor dicho la familia imperial) salía al balcón a ciertas horas designadas para dar un pequeño mensaje a la gente, toda la seguridad estaba desplegada en el recinto, todos y cada uno de los visitantes éramos sujetos de revisión y todos los paquetes se dejaban a resguardo en la improvisada sección de paquetería ubicada a las afueras del palacio.

Todos recibíamos a la entrada una bandera de papel de Japón y entrábamos como parte de una interminable fila en el lugar, el emperador saldría al balcón a horas previamente designadas por lo que el temporal auditorio formaba parte del ceremonial y se les pedía salir para dejar entrar a la siguiente audiencia que ya hacía fila.

Cámaras televisivas y de prensa al fondo del jardín donde nos encontrábamos, seguridad en todas partes, muchos infiltrados entre la gente atentos al desarrollo del evento, el breve saludo del emperador y el saludo a la multitud en el mejor estilo de Miss Universo (corto-corto largo-largo), y a salir con celeridad, me dirijo por un camino subterráneo a la estación de Tokio en el mismo había un par de exposiciones uno de carteles de cine europeo y otro de automóviles infantiles.

Me dirijo a Roppongi y Midtown, impresionantes complejos comerciales, cines, galerías de arte, tiendas y restaurantes incluidos. Me pierdo por los pasillos y las tiendas, entro a Tsutsaya a comprar unos cd’s pero a la hora de pagar me rebotaron la tarjeta, el banco la había congelado como medida precautoria al parecerle raro los cargos en Japón, así que salí frustrado y descapitalizado… hasta encontrar una oficina cambiaria.

Ya tarde regreso al hostal, visito el 7Eleven que se encontraba en frente y me hago de una sopa instantánea que junto a un vaso con té constituirían la cena, me acerco a una pequeña biblioteca del lugar, y me perdí en uno de los libros, novela de suspenso y drama, hasta que aguanto el cuerpo y me dispuse a dormir.

miércoles, 27 de febrero de 2008

DÍA 16: Tokio

Día extraño en la ciudad, era asueto por lo que la mayoría de los negocios no laboraron, aún así el barrio donde me hospedaba estaba atestado de gente que acudía a hacer sus peticiones a kami sama, preferí huir del barrio, me lanzo a Shibuya un grandioso sector comercial, salgo de la estación Yamanote en Shibuya y me encuentro a Cameron Díaz en los espectaculares de la publicidad de SoftBank, financiera que adquirió la telefónica Vodafone en el país y que desplegaba una muy agresiva estrategia publicitaria.

A un lado la estatua del perro, uno de los clásicos del barrio y al frente algunos de los centros comerciales más interesantes, ¿se acuerdan la escena del dinosaurio en el edificio de Lost in translation? Era en el crucero exactamente en frente de la estación, camino en el barrio, entro a una tienda de deportes pero la sobre especialización de la mercancía me hace desistir de comprar algunas cosas.

Entro al Tower Records (tienda de cd’s, dvd’s, revistas, libros, etc.) y me pierdo por horas (y por miles de yenes) dentro de los 7 pisos del establecimiento, y pudo haber sido mas el tiempo y el dinero pero los japoneses tienen la mala costumbre de no subtitular su trabajo en ningún idioma occidental.

No todas las tiendas estaban abiertas pero yo seguía caminando hasta que llegue al estadio Yoyogi, usado en la presentación de espectáculos, hasta llegar a Harajuku, colapsado en la cantidad de gente por la visita al templo Meiji, después de observarlos un rato salgo del barrio,

Camino por la calle Omotesando pues quería comprar unas cosas en el Oriental Bazaar, una excelente tienda de souvenirs, pero estaba cerrado por el feriado así que desistí, regreso al hostal a descansar un rato donde me pongo a jugar FIFA con unos australianos y británicos por el honor de la patria (terminamos bien deshonrados compadres jejeje) .

Me comunico con mi amigo cubano y quedo de cenar con el y su esposa esa noche, nos quedamos de ver en la estación de metro donde nos habríamos de poner de acuerdo de a donde dirigirnos en la incertidumbre de no saber que lugar daría servicio ese asueto, para romper con la dieta asiática nos decidimos por filete al grito de mi amigo y mío de “queremos colesterol!!!, queremos colesterol !!!!” mientras su esposa nos veía con resignación. Comí carne con champiñones, el siempre presente arroz y un par de cervezas (para no dejar tomando solo a mi amigo jeje) hablamos de historia, política, de la sociología del cubano, mexicano y japonés, y de las dificultades para integrarse al universo japonés, una charla muy productiva.

Ya tarde nos despedimos, había que descansar, que el asueto estaba por acabar.

martes, 26 de febrero de 2008

DÍA 15: Tokio


Es día último del año, uno de los festejos más importantes en este país, me levanto con el único propósito de caminar sin rumbo, a la 1pm había quedado de verme con un amigo cubano a las puertas del Kaminarimon en Asakusa para pasar con él y su familia el año nuevo.

Como 30 minutos tarde llega mi amigo, cubano casado con una japonesa, los dos maravillosas personas y habían tenido la atención de invitarme a pasar con ellos el fin de año, de Kaminarimon caminamos a la estación Kuramae de la línea Oedo, como 20 minutos hicimos en el camino, si ya se que es mucho tiempo para la distancia pero soy lento en la caminada, en el camino observo uno de los edificios de Bandai donde supongo que estaba ubicado el museo que cerraron el año pasado, que pena tenía ganas de conocerlo, por fin llegamos a la estación donde nos encontramos a otra chica japonesa que habría de acompañarnos.

Llegamos al departamento de mi amigo cubano, en la entrada nos descalzamos y nos ponemos unas pantuflas para andar por la casa, les muestro mis respetos a los mis amigos y les doy un pequeño regalo que traje desde México, una botella de Tequila, no soy muy conocedor pero el Jimador es bastante jalador, y una muñequita artesanal que le compre a una indígena en la plaza de Santo Domingo en San Cristóbal de las Casas, Chiapas.

Mientras estaba la comida empezamos con unos tragos, empezamos con algo de cerveza, mi amigo sacó la reserva de ron (Havana club, carta blanca) para hacer algunos cocteles cubanos, mojito, daikirí, etc. Yo me entretenía con el nihonshu (sake), es mas, me parece haberme acabado la botella.

Llega la hora de la comida, comimos el arroz gohan, mi amigo hizo unos frijoles con nabo y un pollo horneado, del fondo de la alacena sacan una botellita de salsa habanera recuerdo de un viaje previo a México y ven con horror como dispongo de la misma sobre las viandas, -no está muy picoso? - si (jejeje)

Seguimos en la plática de la sala mientras el alcohol sigue corriendo en nuestros enseres, seguimos comiendo en la sala sacaron algo de kimshi coreano (col fermentada picante) y cangrejo el cual fue llevado por la chica que recogimos en la estación de Kuramae, en lo que nos dimos cuenta ya se había hecho muy tarde e íbamos a perder el último metro, así que nos levantamos y corremos con rumbo a la estación, de manera trompicada lo alcanzamos, tomé rumbo a la morada temporal que habría de darme cabida esa noche (ya era día?) y me dispuse a descansar de lo que fue un muy buen día.

viernes, 22 de febrero de 2008

DÍA 14: Tokio

Es domingo 30, hay sol, pero un aire helado obliga a abrigarse elaboradamente. Temprano salgo a dar una vuelta al mercado que rodea el templo Sensoji, con menos gente que la noche anterior de manera que no obstaculice las compras.

Tenía que empezar a pensar en los souvenirs de la familia, entre tiendas de abanicos, colgantes, llaveros, kimonos, etc.voy armando los regalos para la gente en México. Desde hora temprana ya se empezaban a formar los grandes grupos de gente, según un amigo que estaba por ahí, la mayoría no eran japoneses sino turistas asiáticos (Singapur, Corea, Taiwán, etc.) opté por huir.

Primero pase por el hostal a dejar las compras de la mañana, ahí conocí a un par de chilangos que igual andaban en plan mochilero por Tokio, eran diseñadores para una maquila de ropa en México e iban a buscar ideas para ropa nueva, me despido y sigo las visitas.

Primero voy a Harajuku el barrio del “Teen Fashion” de Japón, era temprano todavía por lo que primero me dirijo al templo Meiji, que se encontraba a espaldas de la estación. En el templo estaban arreglando y preparándose para la fuerte afluencia de gente que habrían de recibir al día siguiente.

El aire frío empeoraba y la cantidad de turistas era enorme, una de las motivaciones para visitar la zona de Harajuku era ver de primera mano las manifestaciones contraculturales de los jóvenes japoneses, las nuevas modas, los cosplayers, gothic lolitas, etc. los cuales se suelen reunir bajo el puente peatonal a la puerta del templo Meiji, pero el clima y la composición de la audiencia externa me parece les hizo evitar el barrio. Solo se dejaba ver unos de los miembros más conocidos de la fauna citadina el “U2 fan” un señor que grabadora en mano se pone a cantar a grito abierto canciones de U2.

Cruzo la calle, y entro a una tienda especializada en la caricatura Peanuts: Snoopy Town, después tomo Takeshita dori, donde se encuentran las principales tiendas de ropa, con distinto acento, algunos tirando al estilo dark, otros al gothic, otros al estilo metal, hip hop, etc,

En una de las esquinas se encontraba una tienda de “Todo a 100 yenes” y me dispuse a entrar a ver que de interesante tenía, me hago de algunas chucherías interesantes. Salgo de nuevo a la calle y al fondo una enorme fila en los puestos de crepas, y como dicen por ahí cuando vayas a Roma … pues me uní a la fila, y valió la pena jeje.

Después sigo caminando pero ahora por la calle Omotesando donde se ven más tiendas, más caras, como el Louis Vuitton y Omotessando Hills, huyo despavorido ante la implacable queja de mi cartera jeje. Vuelvo a la estación con rumbo incierto…solo por un momento.

Me dirijo a Akihabara, al electric town, zona de elctrónicos y zona otaku por la gran cantidad de tiendas de videojuegos, manga, figuras, anime, etc. A la salida del tren me encuentro un par de meidos entregando publicidad para un meido café (me parece que en otro post explico bien el concepto).

Recorro las tiendas, recorro los pisos, la cantidad de cosas, la variedad de cosas…….me parece que iba a empezar a hiperventilar ante el enorme merchandising existente en este país jajaja. Opto por huir ante un ataque de esquizofrenia consumista no sin antes comprar una pequeña figura de Totoro para mi sobrina, todavía estoy pensando si se la doy o me la quedo jajaja.

Ya algo cansado doy una vuelta rápida por la zona de Shinjuku, la cual era de lo más caótica, entre tiendas, bares, restaurantes y gente, gente…más gente, me volvi parte de la ola humana durante un rato sin oponer resistencia hasta que atiné a entrar a un restaurante de curry….gran error.

Ya regreso al hostal a descansar, estaban todos los inquilinos frente al televisor viendo un maratón de Héroes, me uní al grupo.

miércoles, 20 de febrero de 2008

DÍA 13: Fukuoka-Tokio

Ese día regreso a Tokio, y también empezaba el asueto de fin de año, por lo que era mi deseo empezar el viaje lo más temprano posible ante el caos que se esperaba en las estaciones de trenes.

Año nuevo es una de las fiestas más importantes en Japón, es una fiesta muy familiar por lo que muchos japoneses regresan a las casas paternas para visitar padres y abuelos, el desplazamiento de gente en esos días es impresionante, al grado de saturar la amplia infraestructura de transporte japonesa.

A las 6 tomo el tren rápido con rumbo a Osaka, suficientemente temprano para evitar la primera oleada, pero a mi llegada a Osaka, donde tenía que cambiar de tren rumbo a Tokio, una gran cantidad de gente atestaba la estación, busque de inmediato el anden para seguir el viaje, muy apenas alcance a entrar en el tren, que ese día, mas que cualquier otro, parecía estancia infantil, niños corriendo de un lado a otro por el tren mientras los fervorosos padres, en calidad de mártires, corren detrás de ellos, los niños son los amos y señores, nadie les dice nada.

Mi desayuno en el tren

Por fin llego a Tokio, donde se daba también se daba el fenómeno, la estación llena de gente huyendo de la ciudad. Mi hostal se encontraba en Asakusa, así que de la estación Tokio tomo la línea Yamanote con destino a Ueno, donde cambio a la línea Asakusa a la estación Asakusa jeje. Me dirijía al hostal Sakura, las direcciones para llegar al mismo no eran gráficas sino escritas, tan mal estaban que terminé por el edificio Asahi (de la cervecería), uno extravagante que tiene una cosa rara encima como nube, algodón algo así.

Al no terminar de orientarme saco las guías de la mochila con mapas más amplios de la zona, estaba muy errado, del edificio tuve que cruzar el río y caminar rumbo al Templo Sensoji, uno de los más importantes de Tokio, cruzarlo y pasar un parque de diversiones que se encontraba a espaldas (Hanayashiki Amusement park) y después de unos minutos de caminar dabas con él.



Entro al hostal, doy mi nombre en el lobby para que me indiquen el cuarto, dormitorio de 8 camas en un espacio reducidísimo, así que con dificultad me movía en el cuarto, aunado a que me mandaron de nuevo a la cama de arriba, ya me estaba dando miedo a las alturas jeje, con la vista de la montaña rusa desde mi ventana.

Bajo al lobby y tomo una computadora para revisar el correo cuando se me acerca gente de Fuji TV lo cual lo cuento más ampliamente en otra entrada.

Después de despachar a la gente de la televisora salgo a recorrer la zona, la cual sería muy concurrida en los próximos días. Había una gran cantidad de comercio de temporada en los alrededores del templo, además una decoración muy particular, estaban por entrar al año de la rata por lo que la imagen del roedor estaba presente en toda clase de artículos, artesanías, ropa, etc.



Regreso al hostal y compro en el Family Mart de enfrente algo de comida preparada para cenar tranquilo, busqué aprovechar el tiempo por lo que puse a lavar la ropa y jugue un torneo de FIFA con los otros extranjeros del hostal, entre ellos 2 chamacos de 18 años de Tijuana, 2 de los muchos hispanohablantes que se encontraban en el hostal entre mexicanos y peruanos principalmente, se nos quedaban viendo los demás, principalmente australianos e ingleses, cuando nos poníamos a hablar entre nosotros jeje.



Y así acabo el día......el recuerdo de los demás días no los tengo muy nítidos pero voy a intentar hacer un trabajo de memoria para narrarlos de la mejor manera posible…se cuidan.

martes, 19 de febrero de 2008

DÍA 12: Fukuoka

Me desperté a las 5:30, me cambié y recogí mis cosas rápidamente para tomar camino rumbo a la estación de trenes, a las 6 salí del hotel, seguía oscuro y frío, tomaría el primer tren con rumbo a Fukuoka (Hakata).

Temprano llegué a la ciudad y me dispuse a buscar el Ryokan, más con suerte que certeza llegue pronto a su puerta, solo les dejé el equipaje y seguí mi camino.

Primero visite un templo que se encontraba a una calle de mi hotel, Shofukuji, el cual es el primer templo Zen en Japón, tome el metro posteriormente, la estación Gion que estaba frente al templo y me dirigí hasta la última estación, Meinohama, buscando ir a la torre Fukuoka y el parque a lado de la playa, me pasé…por mucho.

En vez de tomar el metro de regreso decidí caminar, era un día frío y lluvioso, y las autopistas elevadas que abundan en esta parte de la ciudad hacían algo difícil el desplazamiento del peatón, después de un rato de deambular llegué a la playa donde estaba un parque lineal, y se mostraban impresionantes edificios bastante modernos, ya empapado y algo cansado entre a un edificio el cual parecía albergar una cadena televisiva, no le di demasiada importancia y me metí en un McDonalds que estaba en la planta baja donde me puse a tomar un café esperando que dejara de llover, no pasó.





Entonces seguí caminando y me encontré con el Yahoo Dome, estadio donde juega el equipo de béisbol Fukuoka’s Hawks, frente al domo estaba un centro comercial y deambule un rato por ahí, la mitad del centro comercial eran máquinas de Pachinko para delicia de los viciosos jugadores jeje.







Tomé el metro de nuevo y salí ya a lado del canal que dividía la ciudad, me percato que ya no traía yenes así que entro en un banco, muy amables los empleados pero casi me piden también la cartilla de vacunación y acta de defunción para cambiarme unos míseros dólares (dolores?).

Ya con la satisfactoria capitalización, camino por los comercios a lado del canal y me encuentro con un Centro comercial enorme, era el Canal City, un Centro comercial de varios pisos, dentro del cual se encontraban un complejo de cines y el teatro de la ciudad. Desde el 5º piso observo una cámara de televisión transmitiendo en vivo desde el lugar a lado de una fuente cuyos chorros de agua se mueven al ritmo de la música de fondo.





Después de las compras de rigor me dirijo al hostal donde descanso un poco, tomo algo de te verde, y veo televisión, a la hora de la cena voy a comer en los puestos del canal como lo comento más ampliamente en otra entrada, después de cenar regreso al Ryokan, tomo un baño y descanso en la tina caliente, y me dispongo a dormir, temprano sigo con el viaje.








lunes, 18 de febrero de 2008

DÍA 11: Nagasaki

Me levanto a las 5, todo mundo en el hostal estaba dormido, tratando de no hacer ruido me levanto y saco mis cosas, dejo la llave en la recepción y camino con rumbo a la estación de tranvía, mi intención era alcanzar el tren de las 6 con rumbo a Fukuoka, corriendo llego al andén pero no alcanzo al tren que va saliendo a mi llegada, me tengo que esperar 30 minutos para tomar el tren y un Kodama, más lento que el Hikari que iba a tomar y con más paradas. El viaje en el Kodama se me hizo eterno, pero al fin y al cabo me llevó a mi destino, una vez en Fukuoka cambio de tren para llegar a Nagasaki.



No podía registrarme temprano en el hotel así que dejé mi equipaje en un locker en la estación y partí con rumbo a la primera visita, la forma de transporte público en Nagasaki es el tranvía del cual existen 4 líneas en la ciudad, el primer lugar a conocer es el museo de la bomba atómica para lo cual tomo la línea 1 al norte hasta la estación Hamaguchimachi de donde se camina como 5 minutos a la entrada del museo, muy fuerte impacto visual al igual que el de Hiroshima y un poco más incómoda la visita al ser pocos los extranjeros en el lugar (cuando llegué era el único).





Al salir del museo se camina un poco para conocer todo el equipamiento público creado dentro del concepto del Peace Park, que va del Hipocentro, las obras artísticas mandadas por otros países para conmemorar a las víctimas, fuente y al final del recorrido la estatua de la paz coronando el lugar.









De ahí tomas de nuevo la línea 1 al sur hasta la estación Dejima para visitar exactamente este lugar que era la colonia o ghetto portugués hasta su expulsión y posterior ocupación del lugar por trabajadores holandeses.

A distancia de a pie se encuentra el barrio chino, viva imagen de las migraciones y de la gran cantidad de influencias externas a la que es expuesto Nagasaki, el comercio y la gastronomía le cambia la cara con respecto al resto de Japón. A lado del barrio Chino visito el templo de Sofukuji el cual era bonito y con una construcción de tipo chino, aunque no muy llamativo.





Seguí caminando ese día, pase por los antiguos barrios holandeses con una arquitectura que contrasta, y otro enclave chino en la ciudad que es el templo confuciano, el cual a la vez sirve de casa cultural controlada por el gobierno de la China Popular y con un muy interesante museo en su interior, técnicamente, como en el caso de las embajadas, pise territorio chino jeje.









Ya empezaba a oscurecer y antes de llegar al hotel hice la última visita, baje en la estación Takaramachi, caminé algo así como 5 minutos hasta una estación de tranvía que, previo pago de 700 yenes (viaje sencillo), me llevó al Monte Inasa desde donde se tiene una vista espectacular de la ciudad, después de disfrutar todo esto era tiempo de descansar pues temprano partía de nuevo.

Tomo el tranvía hasta la estación de trenes donde saco mi maleta del locker y camino en la búsqueda del hotel, se suponía que estaba a 5 minutos de la estación a pie, no lo encontré, recorrí a un lado y a otro y no lo hallaba, le pregunté a un policía a quien le mostré la dirección, me pidió le acompañara al Koban (estación) ahí se puso a checar el mapa y me realizó un pequeño croquis para poder llegar al hotel.

Por fin encuentro el hotel, el cuarto sobrio, cama y baño, un buró con radio integrada que pondría la música de fondo para por fin dormir y esperar el próximo día.

miércoles, 13 de febrero de 2008

DÍA 10: Hiroshima-Miyajima

Las 6 de la mañana fue el punto de partida de este día, a recoger todas las cosas y acomodarlas en la maleta de nuevo, ya que por lo tarde de mi llegada la noche anterior no lo hice con tiempo, se dejaba venir una parte muy cansada del viaje con 3 destinos en 3 días.

A las 7:30 ya me encontraba en el andén de la estación de Osaka esperando el Hikari con destino a Hiroshima, yo cargaba en una bolsa plástica el desayuno que consistía de un sándwich y un té verde, al llegar el tren tomo inmediatamente un asiento vacío, el de la ventana, acomodo mi equipaje en la repisa superior y me coloco los audífonos para sortear el viaje, con Raly Barrionuevo como música de fondo (Hey paisano que pasó, la historia no es fácil como creías vos!!) tomo camino, el viaje no era muy largo pero permitió que durmiera un rato mas.

Solo el movimiento de la gente sacando sus cosas me enteró que se había llegado al destino esperado, me despabilo como puedo y cargo con mis cosas a lo largo de una estación en obras de expansión, como casi todas al sur de Japón, y tomo la salida más cercana.

Salgo corriendo de la estación y de manera casi inconciente subo al tranvía que estaba por partir, solo tenía en la mente la estación en la que tenía que bajar, al llegar a la estación y después de una caminata de 5 minutos llegué a mi hostal, por la hora no podía registrarme todavía así que encargué mi equipaje en el lobby, tenía mucho que ver en mi único día en la ciudad, a solo 5 minutos del hostal, a pie, podía llegar al parque de la paz con toda la serie de monumentos erigidos en recuerdo de las primeras víctimas mortales de la carrera nuclear.









El esqueleto del "domo", un viejo edificio público último recuerdo material del golpe de la bomba a la ciudad, varios memoriales y un gráfico museo de la bomba componen este complejo, lo que podría considerarse una montaña rusa emocional por lo impactante de los testimonios... a pesar de haber superado el golpe en lo emocional la existencia de sobrevivientes entre las víctimas permanece como memoria viva de la comunidad.

En la tarde rompo con el panorama desolador de la visita matutina, tomo el tranvía hasta su última estación, Miyajima, donde se encuentra un puerto donde tomé un ferrie con rumbo a la isla del mismo nombre.





El principal atractivo de Miyajima, aparte de la tranquilidad de la isla y un comercio artesanal realmente interesante, es el templo y toriie flotante, cuyas bases son cubiertas de agua al subir la marea, una bella postal para llevar casa.





Después de ver el toriie visito un par de templos en la isla, subo a una loma cercana y corono la visita cenando un rico okonomiyaki con mariscos.

Empezaba a anochecer cuando tomo el ferrie de regreso, posteriormente el tranvía hasta llegar al hostal, estaba yo cansado y además a primera hora iba a partir, así que temprano alisto mis cosas y me preparo a dormir.