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Internacionalista, sobreviviente de las crisis periódicas de este país, asiduo lector, crítico feroz, miembro permanente de las huestes utópicas.

viernes, 14 de marzo de 2008

DÍA 21: Tokio, Narita, Houston, Monterrey

Este día habría de darse el trayecto de regreso a casa, me levanté temprano, a eso de las 6am, mientras desayunaba leía las restantes 50 hojas del libro que había tomado de la biblioteca del hostal.

Pese a salir por la tarde mi avión parto de inmediato al aeropuerto, el cual como he contado antes no se encuentra en pleno Tokio sino en Narita a 1 hora en tren de la ciudad, así que con dos maletas, y 3 bolsas plásticas tomo el metro, línea Oedo estación Kuramae hasta la estación Ueno Okachimachi, de ahí una pequeña caminata de 5 minutos hasta llegar a la estación de Keisei donde tomé el tren (Skyline) con rumbo al aeropuerto.

Al llegar a la estación del aeropuerto pasamos por un control de seguridad para salir de la estación, ya estaba en el aeropuerto y tenía al menos un par de horas para documentar, así que con todo el equipaje entré a un restaurante dentro del aeropuerto, arroz con ¿anguila?, sopa miso y fideos fueron el menú.


Después de comer y perder algo de tiempo en los comercios del aeropuerto me dirijo a registrar pero una enorme fila ya se había formado, después de la espera por fin documento, tenía un claro exceso en el equipaje pero la que atiende hizo como que no vio y me entregó el pase de abordar.

Ya en la Terminal caigo en cuenta de la gran cantidad de moneda japonesa que cargaba en el bolsillo, pensé en comprar sake pero las restricciones de vuelo lo hacían una mala idea, así que compré golosinas japonesas para llevar a México, esperé la hora indicada para abordar mientras disfrutaba de una nieve de te verde, los sabores de casa jeje.


Por fin entro al avión, acomodo mis cosas y me preparo para otro largo vuelo, vi una película, no ha de haber sido muy buena puesto que ni me acuerdo cual era jeje, y fueron 12 horas dormitando y comiendo hasta llegar a Houston.

Por fin llegamos a Estados Unidos, el aeropuerto Bush de Houston Texas, ya tenía llenos los papeles de migración así que me dirigí directo a las casetas migratorias, era domingo por la tarde y existía una fila de considerables dimensiones, 1.5 horas esperando llegar con el agente, y un video de bienvenida a los "States" que a base de repetirlo una y otra y otra vez llegué a odiar, incluso sentí pena por los oficiales migratorios que tenían que escucharlo todo el día, todos los días.

Yo estaba tranquilo pues solo iba de tránsito por EEUU pero era muy notoria la gente que se llevaban a cuartos de interrogación e incluso los que de plano eran retachados del país, visa en mano, por fin llego a la ventanilla, un mexico americano me pregunta a donde me dirijo y le digo que si me deja ir en una hora ya estoy camino a Monterrey, me respondió –pues córrale.

Pase por la seguridad para entrar a la Terminal para lo cual me tuve que despojar de sudadera, zapatos, cinto, cartera, gorra, …..y párale de contar que eso del nudismo no recreativo no es lo mío jeje.

Necesito tomar un tren de uso interno para cambiar de Terminal, al llegar se da un cambio muy drástico, ya no parecía el aeropuerto de primer mundo donde llegué, sino una central camionera, una alfombra sucia, baños en mal estado, y una cantina a la mitad de la terminal donde estaban viendo los play offs de la NFL.

Ignoro todo y con ansias espero ir a casa, cuando ya era hora de abordar una de las encargadas de la puerta nos dice que el avión tenía un desperfecto y que en un momento nos decían que hacer, a los 10 minutos nos dicen que tienen otro avion en otra puerta y vamos todos corriendo con rumbo a la nueva dirección, al poco tiempo nos dejan abordar y por fin continuamos el viaje.

Poco mas de una hora fue el tiempo de vuelo, bajamos del avión y de nuevo a migración, para ser domingo por la noche había muchísima fila, me eche otros 40 minutos ahí, ya corriendo llego a recoger las maletas, al llegar a aduanas presiono el botón del semáforo fiscal, con la buena suerte que salio verde por lo que no demoré demasiado, ya en la salida estaban mis padres esperándome.

Del aeropuerto fuimos a casa de mis abuelas pues era 6 de enero, día de reyes por lo que estaban partiendo rosca, ahí cené y pude compartir con la familia las primeras impresiones de lo que fue un excelente, pero muy desgastante, viaje.

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