Me levanté a las 6am y alisté para salir rumbo a la estación, el destino era Himeji para visitar el castillo que ahí se encuentra, el Shinkasen con rumbo a Hiroshima nos dejaba en el pueblo en menos de una hora.
Desde lejos se veía el castillo, a 20 minutos a pie desde la estación, siguiendo la avenida principal que une ambos puntos. Diferentes comercios enmarcan el camino con artesanías y alimentos principalmente.
A la puerta del mismo nos tenemos que despojar del calzado y meterlo en una bolsa plástica, y empezar a subir escalones, al interior se tenía en exhibición objetos y escritos de las antiguas familias que dominaban el territorio y por lo mismo antiguos señores del castillo, unas pequeñas escaleras, yanto que temía trastabillar, permitieron recorrer todos los pisos, hasta el último que constituye un interesante mirador.
Llego al hotel, toco un timbre afuera del mismo y un señor de edad avanzada que fungía como velador me abre, me da las llaves de la habitación y se retira de nuevo. Me dispongo a dormir pero pongo el despertador ya que la partida temprano era inminente.
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