Es domingo 30, hay sol, pero un aire helado obliga a abrigarse elaboradamente. Temprano salgo a dar una vuelta al mercado que rodea el templo Sensoji, con menos gente que la noche anterior de manera que no obstaculice las compras.
Tenía que empezar a pensar en los souvenirs de la familia, entre tiendas de abanicos, colgantes, llaveros, kimonos, etc.voy armando los regalos para la gente en México. Desde hora temprana ya se empezaban a formar los grandes grupos de gente, según un amigo que estaba por ahí, la mayoría no eran japoneses sino turistas asiáticos (Singapur, Corea, Taiwán, etc.) opté por huir.
Primero pase por el hostal a dejar las compras de la mañana, ahí conocí a un par de chilangos que igual andaban en plan mochilero por Tokio, eran diseñadores para una maquila de ropa en México e iban a buscar ideas para ropa nueva, me despido y sigo las visitas.
Primero voy a Harajuku el barrio del “Teen Fashion” de Japón, era temprano todavía por lo que primero me dirijo al templo Meiji, que se encontraba a espaldas de la estación. En el templo estaban arreglando y preparándose para la fuerte afluencia de gente que habrían de recibir al día siguiente.
El aire frío empeoraba y la cantidad de turistas era enorme, una de las motivaciones para visitar la zona de Harajuku era ver de primera mano las manifestaciones contraculturales de los jóvenes japoneses, las nuevas modas, los cosplayers, gothic lolitas, etc. los cuales se suelen reunir bajo el puente peatonal a la puerta del templo Meiji, pero el clima y la composición de la audiencia externa me parece les hizo evitar el barrio. Solo se dejaba ver unos de los miembros más conocidos de la fauna citadina el “U2 fan” un señor que grabadora en mano se pone a cantar a grito abierto canciones de U2.
Cruzo la calle, y entro a una tienda especializada en la caricatura Peanuts: Snoopy Town, después tomo Takeshita dori, donde se encuentran las principales tiendas de ropa, con distinto acento, algunos tirando al estilo dark, otros al gothic, otros al estilo metal, hip hop, etc,
En una de las esquinas se encontraba una tienda de “Todo a 100 yenes” y me dispuse a entrar a ver que de interesante tenía, me hago de algunas chucherías interesantes. Salgo de nuevo a la calle y al fondo una enorme fila en los puestos de crepas, y como dicen por ahí cuando vayas a Roma … pues me uní a la fila, y valió la pena jeje.
Después sigo caminando pero ahora por la calle Omotesando donde se ven más tiendas, más caras, como el Louis Vuitton y Omotessando Hills, huyo despavorido ante la implacable queja de mi cartera jeje. Vuelvo a la estación con rumbo incierto…solo por un momento.
Me dirijo a Akihabara, al electric town, zona de elctrónicos y zona otaku por la gran cantidad de tiendas de videojuegos, manga, figuras, anime, etc. A la salida del tren me encuentro un par de meidos entregando publicidad para un meido café (me parece que en otro post explico bien el concepto).
Recorro las tiendas, recorro los pisos, la cantidad de cosas, la variedad de cosas…….me parece que iba a empezar a hiperventilar ante el enorme merchandising existente en este país jajaja. Opto por huir ante un ataque de esquizofrenia consumista no sin antes comprar una pequeña figura de Totoro para mi sobrina, todavía estoy pensando si se la doy o me la quedo jajaja.
Ya algo cansado doy una vuelta rápida por la zona de Shinjuku, la cual era de lo más caótica, entre tiendas, bares, restaurantes y gente, gente…más gente, me volvi parte de la ola humana durante un rato sin oponer resistencia hasta que atiné a entrar a un restaurante de curry….gran error.
Ya regreso al hostal a descansar, estaban todos los inquilinos frente al televisor viendo un maratón de Héroes, me uní al grupo.
Esta tarde vi llover
Hace 13 años
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