Año nuevo es una de las fiestas más importantes en Japón, es una fiesta muy familiar por lo que muchos japoneses regresan a las casas paternas para visitar padres y abuelos, el desplazamiento de gente en esos días es impresionante, al grado de saturar la amplia infraestructura de transporte japonesa.
A las 6 tomo el tren rápido con rumbo a Osaka, suficientemente temprano para evitar la primera oleada, pero a mi llegada a Osaka, donde tenía que cambiar de tren rumbo a Tokio, una gran cantidad de gente atestaba la estación, busque de inmediato el anden para seguir el viaje, muy apenas alcance a entrar en el tren, que ese día, mas que cualquier otro, parecía estancia infantil, niños corriendo de un lado a otro por el tren mientras los fervorosos padres, en calidad de mártires, corren detrás de ellos, los niños son los amos y señores, nadie les dice nada.
Entro al hostal, doy mi nombre en el lobby para que me indiquen el cuarto, dormitorio de 8 camas en un espacio reducidísimo, así que con dificultad me movía en el cuarto, aunado a que me mandaron de nuevo a la cama de arriba, ya me estaba dando miedo a las alturas jeje, con la vista de la montaña rusa desde mi ventana.
Bajo al lobby y tomo una computadora para revisar el correo cuando se me acerca gente de Fuji TV lo cual lo cuento más ampliamente en otra entrada.
Regreso al hostal y compro en el Family Mart de enfrente algo de comida preparada para cenar tranquilo, busqué aprovechar el tiempo por lo que puse a lavar la ropa y jugue un torneo de FIFA con los otros extranjeros del hostal, entre ellos 2 chamacos de 18 años de Tijuana, 2 de los muchos hispanohablantes que se encontraban en el hostal entre mexicanos y peruanos principalmente, se nos quedaban viendo los demás, principalmente australianos e ingleses, cuando nos poníamos a hablar entre nosotros jeje.
Y así acabo el día......el recuerdo de los demás días no los tengo muy nítidos pero voy a intentar hacer un trabajo de memoria para narrarlos de la mejor manera posible…se cuidan.
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