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Internacionalista, sobreviviente de las crisis periódicas de este país, asiduo lector, crítico feroz, miembro permanente de las huestes utópicas.

viernes, 6 de junio de 2008

Hachikō

Ahí sigue como hace décadas, a las afueras de la estación de Shibuya, Hachikō a la espera de su amo…


Al salir de la estación JR de Shibuya por el lado del principal cruce, se encuentra una estatua en bronce de un perro Akita, mucha gente se encuentra alrededor de la estatua y los turistas se toman fotos junto a ella.



La estatua es de uno de los personajes del barrio: 忠犬ハチ公 (Hachikō, el perro fiel), era un perro de raza Akita nacido en noviembre de 1923 en la ciudad de Odate. En 1924 se trasladó a Tokio con su amo Eisaburo Ueno, profesor del departamento de agricultura de la Universidad de Tokio. El perro todos los días le despedía en las cercanías de la estación de Shibuya, incluso después de la muerte de su amo en 1925, volvía cada día a la estación a esperarlo (no les suena a la Penélope de Serrat?), fue así por espacio de 10 años hasta la propia muerte del animal.

Fue mucha la impresión que causó esta historia a la gente que se levantó en 1934 una estatua a las afueras de la estación, estando presente Hachikō en la revelación de la misma. La estatua fue fundida durante la Segunda Guerra Mundial pero se instaló otra en 1947.

Hachikō murió en 1945 y sus restos están disecados en el Museo de Ciencias Naturales en Ueno (lo vi en mi última visita y no sabia que era Hachikō).


En 1987 se hizo una película sobre esta historia Hachikō Monogatari, en 2004 se hizo un libro infantil llamado Hachikō: la verdadera historia de un perro fiel, escrito por Pamela S. Turner e ilustrado por Yan Nascimbene. Otro libro infantil, una novela corta llamada Hachikō Waits, escrita por Lesléa Newman e ilustrado por Machiyo Koaira.

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